domingo, 25 de diciembre de 2022

Resurgemus

No te lloro: no hay palabras que expresen

la solemne calma que atravesó mi pecho

cuando supe que tu alma había pasado

de la tierra a su descanso eterno;

 

porque la duda y la oscuridad, sobre tu cabeza,

para siempre agitaron sus alas de cóndor;

en sus tenebrosas sombras engendraron

formas de cosas indecibles,

 

y alrededor de tu bogar silencioso,

tu gloria que una vez se sonrojó y floreció

no era más que un sueño vagamente recordado

de ‘los viejos tiempos sepultados’.

 

Aquellos ojos melancólicos que parecían

mirar más allá de todos los tiempos, o encendidos

en los ojos que amaban, tan suavemente radiantes,

que pocos aprendieron su místico lenguaje.

Cuán pocos podían leer sus profundidades

o conocer el corazón orgulloso y olvidado que habitaba solo

en hermosos palacios de aflicción

como Eblis en su trono ardiente.

 

¡Ah! Ningún corazón humano podría tolerar

esa oscuridad de tu condenación para compartir,

y ningún ojo vivo podría mirar

ileso tu terrible desesperación.

 

Sin embargo, mientras dure la noche de la vida

mientras las lentas estrellas rueden sobre mí,

en las soledades del corazón mantengo

una vigilia solemne por tu alma.

 

Camino oscuros pasillos de clausura,

sobre tumbas que suenen solemnes;

mientras sobre el mirador, como un manto,

ondea una sombra oscura y fúnebre.

 

Allí, arrodillada junto a un santuario sin lámparas,

sola en medio de un lugar de tumbas,

mi espíritu errante suplica por el tuyo

hasta que la luz brille en las flores orientales.

 

Oh, cuando todas tus faltas sean perdonadas,

la vigilia de mi vida se cumplirá

en alguna tranquila altura del cielo,

el sueño de tu pensamiento profético.

 

Siempre cera de ti, alma en alma,

cerca de ti para siempre, pero ¡cuán lejos

pueden nuestras vidas alcanzar la meta perfecta del amor

en el orden superior de tu estrella!

Sarah Helen Whitman

Traducción: Sabastian Beringheli

Imagen:https://www.blogger.com/

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