lunes, 28 de enero de 2019

El vino

He aquí algunas coplas populares, recopiladas por el investigador argentino Juan Alfonso Carrizo:

Me gustan las niñas lindas
y el aguardiente si es fino,
me gustan las empanadas
y un chambao llenito e vino.
+++
Lindo canta la calandria
y muy lindo el ruiseñor,
mejor canta la botella
si le sacas el tapón.
+++
Mi padre porrón se llama,
mi madre se llama cepa,
yo me llamo tinajita
para que el vino me quepa.
+++
Échele vino a ese vaso
aunque caiga por el suelo,
y beba niña bonita
que es de plata del minero.
+++
Amalhaya me comiera
pancito mojado en vino
y mereciera un besito
de la mujer del vecino.
+++
La garganta me duele
de tanto cantar.
Si me dieran vino
habría e sanar.
+++
No puedo cantar fuerte
no tengo aliento,
pasen un trago e vino
para alimento.
+++
Échenme un jarro de vino
que se le venga cayendo,
que si no lo pago ahora
se lo he de quedar debiendo.
+++
Lo primero amar a Dios,
lo segundo a la botella,
tercero es buscar mujer
y cuarto dormir con ella.

Imagen relacionada
Imagen:https://www.google.com

miércoles, 23 de enero de 2019


El vino

Pequeño poema del poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats:

El vino entra en la boca
y el amor entra en los ojos;
esto es todo lo que en verdad conocemos
antes de envejecer y morir.
Así llevo el vaso a mi boca,
y te miro, y suspiro.

Imagen relacionada
Imagen:https://www.google.com

jueves, 17 de enero de 2019


Resultado de imagen de Baltasar del Alcázar
El vino


Conocidísima es “La cena jocosa” del sevillano Baltazar del Alcázar. 


Fue un poeta del Siglo de Oro español que cantó a los placeres materiales de la vida en tono festivo, alegre y desenfadado:



La cena jocosa

En Jaén, donde resido,
vive don Lope de Sosa,
y diréte, Inés, la cosa
más brava d'él que has oído.

Tenía este caballero
un criado portugués...
Pero cenemos, Inés,
si te parece, primero.

La mesa tenemos puesta;
lo que se ha de cenar, junto;
las tazas y el vino, a punto;
falta comenzar la fiesta.

Rebana pan. Bueno está.
La ensaladilla es del cielo;
y el salpicón, con su ajuelo,
¿no miras qué tufo da?

Comienza el vinillo nuevo
y échale la bendición:
yo tengo por devoción
de santiguar lo que bebo.

Franco fue, Inés, ese toque;
pero arrójame la bota;
vale un florín cada gota
d'este vinillo aloque.

¿De qué taberna se trajo?
Mas ya: de la del cantillo;
diez y seis vale el cuartillo;
no tiene vino más bajo.

Por Nuestro Señor, que es mina
la taberna de Alcocer:
grande consuelo es tener
la taberna por vecina.

Si es o no invención moderna,
vive Dios que no lo sé,
pero delicada fue
la invención de la taberna.

Porque allí llego sediento,
pido vino de lo nuevo,
mídenlo, dánmelo, bebo,
págolo y voyme contento.

Esto, Inés, ello se alaba;
no es menester alaballo;
sola una falta le hallo:
que con la priesa se acaba.

La ensalada y salpicón
hizo fin; ¿qué viene ahora?
La morcilla. ¡Oh, gran señora,
digna de veneración!

¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué través y enjundias tiene!
Paréceme, Inés, que viene
para que demos en ella.

Pues, ¡sus!, encójase y entre,
que es algo estrecho el camino.
No eches agua, Inés, al vino,
no se escandalice el vientre.

Echa de lo trasaniejo,
porque con más gusto comas;
Dios te salve, que así tomas,
como sabia, mi consejo.

Mas di: ¿no adoras y precias
la morcilla ilustre y rica?
¡Cómo la traidora pica!
Tal debe tener especias.

¡Qué llena está de piñones!
Morcilla de cortesanos,
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones.

¡Vive Dios, que se podía
poner al lado del Rey
puerco, Inés, a toda ley,
que hinche tripa vacía!

El corazón me revienta
de placer. No sé de ti
cómo te va. Yo, por mí,
sospecho que estás contenta.

Alegre estoy, vive Dios.
Mas oye un punto sutil:
¿No pusiste allí un candil?
¿Cómo remanecen dos?

Pero son preguntas viles;
ya sé lo que puede ser:
con este negro beber
se acrecientan los candiles.

Probemos lo del pichel.
¡Alto licor celestial!
No es el aloquillo tal,
ni tiene que ver con él.

¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!
¡Qué rancio gusto y olor!
¡Qué paladar! ¡Qué color,
todo con tanta fineza!

Mas el queso sale a plaza,
la moradilla va entrando,
y ambos vienen preguntando
por el pichel y la taza.

Prueba el queso, que es extremo:
el de Pinto no le iguala;
pues la aceituna no es mala;
bien puede bogar su remo.

Pues haz, Inés, lo que sueles:
daca de la bota llena
seis tragos. Hecha es la cena;
levántense los manteles.

Ya que, Inés, hemos cenado
tan bien y con tanto gusto,
parece que será justo
volver al cuento pasado.

Pues sabrás, Inés hermana,
que el portugués cayó enfermo...
Las once dan; yo me duermo;
quédese para mañana.

Imagen relacionada
Imágenes:https://www.google.com

sábado, 12 de enero de 2019


El vino

El poeta y filósofo hispanojudío del siglo XI, Semuel ibn Nagrella, nos dejó el siguiente poemilla, que sigue el tema horaciano del “Carpe diem”:

"Amigo mío, ¿cuándo vendrás a beber mi vino?
El canto del gallo me ha despertado,
no hay sueño en mis pupilas.
Salid a ver por el oriente
la luz del alba como un hilo escarlata.
Daos prisa, antes que se alce la aurora,
y escanciadme en la copa
mosto oloroso y zumo de granada".


Imagen relacionada
Imagen:https://www.google.com

domingo, 6 de enero de 2019


Bécquer

RIMA XLVIII

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.

Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

Aún para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!

Gustavo Adolfo Bécquer

Imagen relacionada

El arma a la que se refiere Bécquer es un arma de hierro.T ambién Rosalía de Castro habla del clavo que pudo ser de hierro el que el amor clavó en su corazón. Transcribo los primeros versos del poema:

Unha vez tiven un cravo
Cravado no corazón,
I eu non me acordo si era aquel cravo
De ouro, de ferro ou de amor.
(…)

Rosalía de Castro

Resultado de imagen de Rosalía de Castro

En la tradición romántica es tradicional, referirse a la herida de arma blanca como imagen sensible de las heridas sentimentales.

Resultado de imagen de corazón traspasado
Imágenes: https://www.blogger.com

martes, 1 de enero de 2019


Bécquer 

He aquí el inquietante tema de los sueños y la realidad, Suelo darle vueltas a este tema, al que, en mis elucubraciones,  llamo de “La frontera”.
Bécquer equipara el mundo de los sueños y el de la realidad e incluso los confunde, no por oscuridad sino por luz: ambos mundos son coincidentes.
La realidad para él es anterior a cuanto le rodea, en un  sentido de un nuevo platonismo. Aquí encontramos el sentido de los dos últimos versos: “pero sé que conozco a muchas gentes/ a quienes no conozco.” En su relato “Tres fechas” dice, incidiendo en esta idea; “Yo conocía a aquella mujer: no la había visto nunca, pero la conocía de haberla contemplado en sueños…”

Imagen relacionada
Imagen:https://www.google.com

 RIMA LXXV

¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.