domingo, 28 de julio de 2019


La niña de Guatemala

Quiero, a la sombra de un ala,
cantar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran los lirios los ramos
y las orlas de reseda
y de jazmín: la enterramos
en una caja de seda.
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor:
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores.
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente
al beso de despedida
era su frente, ¡la frente
que más he amado en mi vida!
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada
la pusieron en dos bancos;
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor! 

José Martí


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martes, 23 de julio de 2019

Juan del Encina


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 Nacido en la provincia de Salamanca (1468 – 1529), es conocido por su “Cancionero”. 

En él tiene poesías para ser cantadas y muchos villancicos y canciones a la Virgen de gran lirismo.


Se le considera padre del teatro español por ser el primero en escribir obras dramáticas en castellano.





A quién debo yo llamar

A quién debo yo llamar
vida mía,
sino a ti, Virgen María.

Todos te deben servir,
Virgen y madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.
Nunca me verán decir
vida mía,
sino a ti, Virgen María.
(…)
Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.
No hay otra consolación,
vida mía,
sino a ti, Virgen maría.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tú pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.
Nunca jamás llamaré
vida mía.
sino a ti, Virgen maría. (…)

J. del Encina




lunes, 15 de julio de 2019


 No me mueve, mi Dios, para quererte

No me nueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muévete el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No tienes que me dar porque te quiera,
pues, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo
……….

Este soneto se ha atribuido a Santa Teresa, a San Francisco Javier, a San Ignacio de Loyola…En ningún caso con fundamento y sigue considerándose como anónimo.
Prácticamente es conocido por todos los españoles, pues es un poema donde predomina lo afectivo y el pueblo español es muy receptivo a este tipo de religiosidad “afectiva”.
El tema es muy repetido en esa época. Es el amor desinteresado hacia Dios en correspondencia al infinito amor al hombre.
El autor lo plantea en forma de diálogo directo con Cristo. Es una plegaria. La esencia de la plegaria es la repetición. Repite como recurso el “muéveme”, el “querer”, el “esperar”…Este recurso se llama ANÁFORA.


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martes, 9 de julio de 2019


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Manuel Ossorio y Bernard (1839 - 1904)


Escritor y periodista español.

Dedicado especialmente a la literatura infantil, publicó varios libros de poesía y prosa dedicados  los niños. 

Destacan sus “fábulas”, “moralejas” y sus “Epigramas infantiles”.




La paja en el ojo ajeno

AUNQUE hace dos horas
o tres que es de día
ha almorzado Juana
huevos en tortilla,
jamón con tomate,
cinco o seis torrijas,
dos melocotones
y cuatro rosquillas.
Luego a sus palomas
les echa unas migas
y dice al mirarlas
comiendo la niña:
-¡Cuidado si tragan
estas palomitas!

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Epigrama

CON depravada intención
y una grande regadera,
Rosita baña la acera
desde lo alto de un balcón.
Su abuelita Nicolasa
le dice: -¿Qué estás haciendo?
-Pues juego a que está lloviendo
sobre la gente que pasa.

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Fabulilla

LA araña dijo a la mosca
con muy corteses razones:
-Ven, recorre mis salones,
examina este primor.
Pero la mosca prudente
así contestó advertida:
-Al salón fuera enseguida;
pero no a tu comedor.

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Sentados junto a una mesa

Antonio y su prima Inés,
fingen comer, y después,
de los padres con sorpresa,
aquél los manteles tira
con vehemente arrebato,
y ésta destroza los platos,
con mal contenida ira.
-¡Qué haces? –preguntan a Antonio.
-Pero, Inés, ¿qué estás tirando?
-Es que estábamos jugando
a que éramos matrimonio.

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-Pero, Luisito, estás loco

sin duda. ¿Cómo discurres
darle terrones de azúcar
a ese cerdo que te gruñe?
-Es porque vengo pensando
que si el cerdo los engulle,
a cambio de mis terrones
me dará jamón en dulce.

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DICE al ver don Lucas

llorando a su nieto:
-Los niños que lloran
se vuelven muy feos!
Y el  niño replica,
al viejo mirando:
-¡Jesús, abuelito,
lo que habrás llorado!

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Mamita, ¿has visto tú el mar?

-Sí: este verano en la Concha.
-Y dime, con tanta agua,
¿cómo es que no se desborda?
-¡Qué! ¿No sabes que en su fondo
es donde están las esponjas?
-¡Sí!
-Pues absorben el agua
y así el agua no rebosa.

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