viernes, 29 de junio de 2018


 Salmo 137

Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos, y aun llorábamos,
acordándonos de Sion.
Sobre los sauces en medio de ella
colgamos nuestras arpas.
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
cantadnos algunos de los cánticos de Sión.
¿Cómo cantaremos cánticos de Jehová
en tierra de extraños?
Si me olvidare de ti, oh Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a su paladar,
si de ti no me acordare;
si no enalteciere a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.
Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén,
cuando decían: Arrasadla, arrasadla
hasta los cimientos.
Hija de Babilonia la desolada,
bienaventurado el que te diere el pago
de lo que tú nos hiciste.
Dichoso el que tomare y estrellare tus niños
contra la peña.

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Este salmo es sin duda el prototipo del “llanto del destierro”. Los hebreos, desterrados en Babilonia, lloran amargamente acordándose de Jerusalén.
Tres ideas a destacar: su belleza literaria, la honda nostalgia del autor que habla en nombre de un pueblo y la aguda indignación contra los opresores hasta el punto de desear la cruelísima venganza que los dos últimos versos expresan.
Los poemas que expresan la nostalgia por la tierra natal suelen tener una alta calidad literaria.

miércoles, 20 de junio de 2018

Ejemplo de nostalgia de la tierra natal desde el destierro:

Es inquieto vivir que no sintieron,
ni en su destierro comprender pudieron,
gentes felices; que índole ligera
hace fácil amar tierra extranjera.
Es ansia de habitar bajo otro cielo,
cuyo recuerdo de ternura y duelo
nos llena el corazón. Es fiebre lenta,
que el patrio hogar en sueños nos presenta;
y es placer de un ánimo anhelante,
que muere, sin morir, a cada instante.

Bernardino F. de Velasco

Poema construído a base de endecasílabos pareados.
El poeta identifica la nostalgia y el llanto por la propia tierra con el “ansia”, con la “fiebre lenta” y con la muerte “sin morir.


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jueves, 14 de junio de 2018


Serranilla

Paseisme ahora allá, serrana,
que no muera yo en esta montaña.
Paseisme ahora allende el río,
que estoy triste, malherido.
Que no muera yo en esta montaña.
………….

Típica serrana, donde el caminante pide ayuda para seguir el viaje. Suele ser tomado como símbolo de requerimiento erótico.

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viernes, 8 de junio de 2018


Serrana

Encima del puerto
vide una serrana,
sin duda es galana.
Encima del puerto,
allá cerca el río,
vide una serrana
del cuerpo garrido;
sin duda es galana.
Encima del puerto,
allá cerca el vado,
vide una serrana
del cuerpo lozano;
sin duda es galana.
………….

Serrana de la tradición popular. Encuentro lírico del caminante con la pastora. Destaca su estructura paralelística.

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viernes, 1 de junio de 2018


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 Marqués de Santillana (1388 – 1458)

Nació en Carrión de los Condes, Palencia. Su nombre era el de Íñigo López de Mendoza. El título de Marqués de Santillana lo obtuvo como premio a su condición de esforzado soldado.
Además de guerrero fue político y un poeta muy culto. Es muy conocido como compositor de poesía de arte menor: serranillas, cantares y dezires.



Serranilla VI

Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosas
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuera vaquera
de la Finojosa.
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.
Non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: “Donosa
(por saber quién era),
¿Aquella vaquera
de la Finojosa...?”
Bien como riendo,
dijo: “Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa.”

Marqués de Santillana

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Serranillas

Las serranillas tienen una larga tradición en la poesía castellana. Su argumento es siempre parecido: un caballero de camino por la sierra cuenta cómo encontró a una pastora, la requiere de amores y unas veces la consigue, y otras se ve rechazado.
El tono burlón y erótico de las serranillas del Arcipreste de Hita las hizo célebres. En el Arcipreste, estas serranas aparecen toscas y poco agraciadas. El Marqués de Santillana presenta unas mujeres más bellas y delicadas. Al tiempo matiza el estilo de contención y gracia, debido seguramente a la influencia italiana.
En esta serranilla del Marqués de Santillana queda el final incierto. Después de la insinuación del caballero, ella elude su cortesía con fina ironía y nada en concreto se dice de lo que pudo suceder.

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