La primera vez que me besó
La primera vez
que me besó,
fue sobre estos
dedos que ahora escriben;
desde entonces han crecido en pura palidez,
lentos para estrechar
otras manos,
y lascivos para
acariciar sus labios
mientras los
ángeles suspiran.
Aquel anillo
de amatista
permanece lejos
de mi vista,
desde que ese primer
beso
bendijo su
antiguo hogar.
El segundo paso
más alto que su ancestro,
y buscó la frente,
fallando a medias,
derramándose sibre
mis cabellos,
superando toda
recompensa.
Esa fue la cima
del dolor,
la corona misma
del amor.
Con santificadas
dulzuras
procedió el tercero,
sobre mis labios,
presionándolos
en un púrpura
suave, perfecto.
Desde entonces,
ciertamente,
he dicho plena
y orgullosa:
mi Amor, sólo mío.
Elizabeth Barrett
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