Acteca VIII
En este poema de muertos
se te murió tu padre,
se murieron tu abuelo y tu siembra
y se acabó la tarde en una mirada.
En este poema de muertos
se murió el amor de tus antiguos,
se murieron tus pájaros
y se cayó la estrella de tu frente
como un puñado de rosas enfermas.
En este poema de muertos
se te murió la vida,
y por segunda vez se te murió la
patria
cuando tú te quedaste mirando
como un arco iris sin color.
En este poema de muertos
se te partió la sangre en dos ríos
azules,
y un esqeleto de sombras
en tus ojos de nieve
busca a pesar de todo, la libertad de tu pueblo.
Francisco Azuela
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