El corazón roto
Demente está
quien afirma
haber estado
una hora enamorado,
mas no es que
el amor así se desvanezca,
sino que, de
hecho, en menos tiempo os puede devorar.
¿Quién osará
creerme si juro
haber sufrido
un año de esta plaga?
¿Quién no se
reiría de mí si yo dijera
que vi arder
todo un día la pólvora de un frasco?
¡Ah, qué
insignificante el corazón,
si llega a caer
en manos del amor!
Cualquier otro pesar
deja sitio
a otros
pesares, y para sí reclama sólo una parte.
Vienen hasta
nosotros, pero a nosotros el Amor arrastra,
y, sin
masticar, nos absorbe.
Por él, como
por el infame hierro, tropas enteras caen.
Él es el
esturión tirano; nuestros corazones, la morralla.
Si así no fue,
¿qué le sucedió
a mi corazón
cuando te vi?
A la alcoba
traje un corazón,
pero de ella
emergí vacío, desolado.
Si contigo
hubiera ido, sé
que a tu
corazón el mío le habría enseñado
la compasión.
Pero, ¡ay!,
Amor, de una herida lacerante la felicidad
se ha quebrado.
Mas la Nada en
Nada puede convertirse,
ni sitio alguno puede del todo vaciarse,
así pues,
pienso que aún posee mi pecho todos
esos
fragmentos, aunque no estén reunidos.
Y ahora, como
los espejos rotos muestran
cientos de
rostros más menudos, así
los añicos de
mi corazón pueden sentir agrado,
deseo y adoración,
pero después de tal Amor, jamás volverán a amar.
John Donne
Imagen:https://www.google.com/
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