El escritor
británico Lewis Carrol incluyó un poema en su célebre “Alicia, a través del
espejo”, que puede considerarse un antecedente del llamado lenguaje gíglico,
cuyo término acuñaría Cortázar. En realidad han sido muchos escritores los que
han experimentado este tipo de lenguaje, entre los que podemos citar a Oliverio
Girondo, Vicente Huidobro y el mismo G. G. Márquez.
El poema de
Lewis Carrol se conoce como el “Jabberwocky”. Dejo aquí un fragmento del mismo,
traducido del inglés y versionado por Jaime Ojeda y que titula como el
“Galimatazo”:
Brillaba,
brumeando negro, el sol;
agiliscosos
giroscaban los limazones
mimosos se fruncían
los borogobios
mientras el
momio rantas murgiflaba.
¡Cuidate del
Galimatazo, hijo mío!
¡Guárdate de
los dientes que trituran
Y de las zarpas
que desgarran!
¡Cuidate del
pájaro Jubo-Jubo y
que no te
agarre el frumioso Zamarrajo!
Valiente empuñó
el gladio vorpal;
a la hueste
manzona acometió sin descanso;
luego, reposóse
bajo el árbol del Tántamo
y quedóse
sesudo contemplando.
¡Zis, zas y
zas! Una y otra vez
zarandeó
tijereteando el gladio vorpal!
Bien muerto
dejó al monstruo, y con su testa
¡volviose
triunfante galompando!
¿Y hazlo
muerto? ¿Al Galimatazo?
¡Ven a mis
brazos, mancebo sonrisor!
¡Qué fragrante
día! ¡Jujurujú! ¡Jay, jay!
Carcajeó,
anegado de alegría.
(…)
No sé si por las tardes largas o por otra razón, pero tu productividad es asombrosa.
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