Soneto 22
No veré mi vejez en el espejo
mientras en ti la juventud perdure,
mas si veo en ti los surcos de los
años
sabré que pronto expiaré mis días.
Pues toda la belleza que te encubre
no es más que el ropaje de mi pecho,
que en ti cual el tuyo en mi palpita:
¿cómo ser más viejo que tú mismo?
Por lo tanto, amor, cuida de ti,
como yo lo hago conmigo por tu cusa,
protegiéndote solícito tu pecho
cual la tierna nodriza cuida al niño.
Si mi pecho muriera no presumas,
pues el tuyo me diste y lo retengo.
W. Shakespeare
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