El
epicedio de Ragnar Lodbrok
Con nuestras espadas hemos luchado;
llegando de nuevo a las costas de Gothland
por el asesinato de la serpiente
que hemos recibido de Thor.
A partir de este hecho me llaman hombre
porque traspasé a la víbora.
Con nuestras espadas hemos luchado,
pero joven era yo cuando hacia el Este navegaba
por el canal de Oreón
con la sangre de nuestros hombres;
los lobos se deleitaron
así como el buitre negro de amarillas garras.
Allí, el acero endurecido resonó
en los hostiles cascos forjados.
Una vasta herida fue todo el océano
y el cuervo hambriento se adentró
en busca de su premio
en la espesa sangre de los muertos.
Con nuestras espadas hemos luchado,
dos años de batalla hemos contado,
altas llevamos nuestras relucientes lanzas
y escuchamos nuestra fama y alabanzas.
En el Este, antes del puerto
(ocho varones hemos derrotado)
las heridas llenaron el océano.
Cansadas de la batalla sin esperanza,
las huestes se
disolvieron.
Con nuestras espadas hemos luchado,
cuando al Vístula entramos
con nuestros barcos en formación de batalla.
Hasta el salón de Odín
los valientes helsingian enviaron a sus enemigos.
Entonces las espadas se mordieron , furiosas;
todas las olas se convirtieron en sangre
cuando las mareas se volvieron carmesí;
la espada humeante con una nota de campana
astillo el escudo, la armadura vencida.
Con nuestras espadas hemos luchado,
ninguno había caído ese día
hasta que en su barco cayó Herauclus;
ningún valiente barón antes que él
hirió tanto el mar con barcos de batalla;
nunca después de él hubo un jefe
con el corazón más encendido en la lucha.
Con nuestras espada hemos luchado,
ahora la hueste arroja sus hebillas,
lanzas voladoras cayeron
sobre los heroicos torsos,
espadas golpearon sobre las rocas.
Ensangrentado fue el
escudo en la masacre
hasta que pereció el real Rufus.
Con nuestras espadas hemos luchado;
copioso fue el botín de los cuervos
en los alrededores de las islas
en ese único día de acción;
una entre muchas muertes es poco,
el sol naciente brilló sobre las lanzas,
sobre los cuerpos de los
guerreros postrados.
Flechas de sus arcos fueron lanzadas;
y las armas rugieron en la llanura de Lano,
durante mucho tiempo la virgen lloró esa matanza.
H, P. Lovecraft
Imagen:https://www.google.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario