La Dama Isabel y el Caballero Elfo
La dama Isabel
bordaba sentada en su alcoba,
mientras los
mancebos la rodeaban alegres.
Entonce ella
escuchó que un Caballero Elfo
soplaba su
cuerno estremeciendo el cielo.
Era la primera
semana de mayo.
Si tuviese
aquel cuerno, dijo ella, que oigo temblar,
al Caballero
Elfo que lo toca en mi seno le dejaría reposar.
La Dama dijo
las palabras en un suspiro,
y el Caballero
Elfo en la ventana fue visto.
Es un asunto
extraño, dulce doncella, dijo el Elfo,
apenas he
tocado mi cuerno, cuando vuestros labios me convocaron.
¿Vendrá conmigo
al Bosque Verde, doncella?
Pues si no lo
desea, de todos modos lo hará.
Él saltó sobre
un corcel, la Dama sobre otro,
y hacia el
Bosque juntos ambos cabalgaron.
Desmonta, Dama
Isabel, este es el lugar.
Este es el
sitio donde morirás.
Piedad, amable
señor, piedad por esta doncella;
dejad que vea a
mi padre y ami querida madre.
Siete Hijas de
Reyes fueron muertas por mí,
y tu único
destino es ser la octava.
Reposa conmigo,
caballero, apoya tu cabeza en mi falda,
permite que
descanse antes de vestir mi mortaja.
Se acercó a él
y con caricias lo arrulló,
cautivo de sus
encantos, el Elfo se durmió.
Con el cinto de
su espada la doncella lo sometió
y con su propia
daga, herida mortal le dio.
Si siete Hijas
de Reyes por ti fueron muertas,
yaced aquí y sed un esposo para ellas.
Poema medieval
Imagen:https://www.google.com/
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