miércoles, 1 de diciembre de 2021

El caballero de la carreta

Y encuentran un lugar muy hermoso,

un monasterio, y cerca del enrejado

un cementerio de muros cerrados.

No era loco ni malvado

el caballero que en el monasterio

entra de pie para rezar a Dios,

mientras la joven cuida su caballo.

Cuando termina su oración y regresa,

Hacia él se acerca un monje muy viejo,

 le suplica dulcemente que lo informe

sobre aquello que desconoce

y el viejo habla de un cementerio:

”llevadme allí, que Dios os ayude”

“Con todo gusto,señor”, responde el monje.

 

El caballero detrás del monje

entra y recorre las más bellas tumbas,

y había letras sobre cada una,

nombres de los que dentro se agitaban.

Título tras título el caballero lee las letras:

“Aquí se agita Gauvain!. Aquí Luis, aquí Yván”

Llegan lo ataúdes con nombres célebres,

caballeros elegidos los más preciados y mejores

de esta tierra y otros lugares.

 

Al pie del alto puente

descienden de sus caballos,

aguas ásperas, ruidosas, rebeldes,

tan terribles como las del Río del diablo;

nadie en el mundo si allí cayera.

Y el puente que lo atravesaba

era una espada blanca y limpia,

pero fuerte y escarpada,

con dos lanzas a cada lado.

Mucho se desalentaron los caballeros

pensando en leones y leopardos del otro lado.

El agua, el puente y los leones

tanto terror les provocaron

que de miedo temblaron.

 

Señores, partid complacidos

porque por mí os habéis conmovido,

por vuestro amor y franqueza.

Bien sé que no deseáis mi mal,

pero mi fe es tal

que prefiero la muerte y nunca regresar...

Ellos suspiran, lloran sin piedad.

Aunque sobre la espada se mantenga,

no llegará entero ni sano al otro lado.

Prefiere mutilar sus pies y manos,

cruzar descalzo, caer del puente 

y bañarse en las aguas intactas

más nuca regresar.

 

Con gran dolor, obligado, da un paso,

luego otro, castigando manos,

rodillas y pies que sangran,

sólo el amor consuela su sufrimiento.

Del otro lado del puente recuerda

los dos leones que creyó haber visto,

ni un lagarto se veía ahora,

nada que mal le haga,

pone su mano delante de la cara,

comprueba que los leones sólo existen del otro lado.

Cretien de Troyes

Imagen:https://www.google.com/

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