martes, 14 de julio de 2020


Romance de la hija del Rey de Francia

De Francia partió la niña,
de Francia la bien guarnida:
íbase para París
do padre y madre tenía.
Errado lleva el camino,
errada lleva la guía:
arrimárase a un roble
por esperar compañía.

Vio venir un caballero
que a París lleva la guía.
La niña desque lo vido
de esta suerte le decía:
-si te place, caballero,
llévesme en tu compañía.
 –Pláceme, dijo, señora,
pláceme , dijo, mi vida.

Apeóse del caballo
por hacelle cortesía;
puso la niña en las ancas
y él subiérase en la silla.
En medio él del camino
de amores la requería.
La niña desque lo oyera
díjole con osadía:

-Tate, tate, caballero
no hagáis tal villanía:
hija soy de un malato
y de una malatía;
 el hombre que a mí llegase
malato se tornaría.
El caballero con temor
palabra no respondía.

A la entrada de París
la niña se sonreía.
-¿De qué vos reís, señor?
¿de qué vos reís, mi vida?
–Ríome del caballero,
y de su gran cobardía,
¡tener la niña en el campo
y cortarle cortesía!

Caballero con venganza
estas palabras decía:
-vuelta, vuelta, mi señora,
que una cosa se me olvida.
La niña como discreta
dijo: -Yo no volvería,
mi persona, si volviese,
en mi cuerpo tocaría:
hija soy del rey de Francia
y de la reina Constantina,
el hombre que a mí llegase
muy caro le costaría.

Anónimo

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