Silentium amoris
Como a menudo el resplandeciente sol
persigue a la pálida, reacia luna,
impulsándola hacia su nueva sombría,
donde ella también se retira, furtiva,
buscando la singular balada de un
ruiseñor,
así tu belleza me impulsa,
en mis labios fracasando,
y donde todo mi dulce canto
pierde su melodioso color.
Y como al amaneer, cruzando el velo
del licor,
en alas impetuooas arremete el viento,
quebrando los juncos con su furioso
beso,
el cual ha sido su único instrumento;
así mi tormentosa pasión me ha
extraviado,
silenciando mi sentimiento por exceso
de amor.
Pero es seguro que ante ti mis ojos no
revelarán,
porque soy silencioso y porque mi laúd
ha muerto.
Hacia nuevas tierras deberíamos
partir:
tú hacia unos labios de dulces
melodías,
y yo hacia el refugio de mi estéril memoria,
donde yacen besos apenas insinuados,
y canciones nunca cantadas.
Oscar Wilde
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