¡Retro Me, Sathana!

Ponte detrás de mí. Incluso cuando, encorvado,

agachado contra el viento, el cochero

es arrebatado de su carro por el pelo,

así lo srá el tiempo; y como el coche vacío,

arrojado al exterior por corceles eternos,

también lo srá el mundo entero:

al igual que el carro de polvo en el aire,

el mundo será buscado y jamás se lo encontrará.

Ponte detrás de mí, Satanás. Desplegadas

tus peligrosas alas pueden batir y romper

como la fuerza de los hombres que ansían alabarte.

Deja estos pies débiles para recorrer senderos estrechos.

Y tú, aún en el ancho camino resguardado de vid,

puedes esperar que se vacíe la copa de la ira

durante ciertos años, durante ciertos meses y días.

Dante Gabriel Rossettti

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¡Oh, cuál te adoro!

¡Oh, cuál te adoro! Con la luz del día

tu nombre invoco apasionada y triste,

y cuando el cielo en sombras se reviste,

aun te llama exaltada el alma mía.

 

Tú eres el tiempo que mis horas guía,

tú eres la idea que a mi mente asiste,

porque en ti se conentra cuanto existe,

mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

 

No hay canto que igualar pueda a tu acento

o cuando tu amor me cuentas o deliras

revelando la fe de tu contento;

 

tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,

y quisiera exhalar mi último aliento

abrasada en el aire que respiras.

Carolina Coronado

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El joven poeta

Y regresamos a la tierra de los besos,

a las olas encantadas de un mar enamorado.

Y tiraste el vestido al agua fúnebre.

Estás desnuda ahora frente mí,

gozosa como una tarde de santa adolescencia.

El pasado  azul aún vive en nosotros,

en pálidas imágenes aún llora por nosotros

y su hálito se quiebra en el aire.

¿Qué será el futuro?, nos interrogamos sin certeza,

qué será y qué hará de mí la vida insensata.

Es como mirar la lejanía dsconocida de los cielos

o el canto vespertino de las olas aún fantasmales.

 

Regresamos a esta tierra de los besos

y había velas encendidas

en nuestro honor.

 

En mitad de la juventud,

sentimos el éxodo de los sueños  y la realidad

se abre, y es la vida que invade nustras vidas.

 

En mitad de la juventud, va cayendo la máscara

que nos era tan querida… Adiós y un saludo 

a lo nuevo que surge con infinitas espinas.

Manuel Vilas

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