miércoles, 13 de enero de 2021

 El llanto

 

Al declinar la tarde se acercan los amigos;

pero la vocecita no deja de llorar.

Cerramos las ventanas, las puertas, los postigos,

pero sigue cayendo la gota de pesar.

 

No sabemos de dónde viene la vocecita;

registramos la granja, el establo, el pajar.

El campo en la tibieza del blanco sol dormita,

pero la vocecita no deja de llorar.

 

-¡La noria que chirría! -dicen los más aguodos-

Pero ¡si aquí no hay norias! ¡Qué cosa tan singular!

Se contemplan atónitos, se van quedando mudos

porque la vocecita no deja de llorar.

 

Ya es franca desazón lo que antes era risa

y se adueña de todos un vago malestar,

y todos se despiden y se escapan de prisa,

porque la vocecita no deja de llorar.

 

Cuando llega la noche, ya el cielo es un sollozo

y hasta finge un sollozo la leña del hogar.

A solas, sin hablarnos, lloramos un embozo,

pero la vocecita no deja de llorar.

 

Alfonso Reyes

Imágenes:https://www.google.com/

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