Ciudad de Carcassone
Ella pasa
cogiendo los corazones uno a uno.
Dadle los corazones,
los buenos corazones,
los malos corazones,
los pobre corazones.
No llegaréis nunca
hasta sus labios.
Oh, los corazones,
los pobres corazones.
Ella se fatiga
y guarda los corazones en un cesto.
Ay,
los corazones apenas permanecen.
No permanecen mucho tiempo,
no permanecen,
ni siquiera una breve primavera.
Guillaume Apollinaire
Traducción: Miguel Álvarez Ortega
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